sigo con la informacion de esta enfermedad de la
endometriosis y me encontre con este ARTÍCULO que lo copie de este link:
http://www.paula.cl/reportaje/podrias-tener-endometriosis/
ESCUCHA A TU CUERPO
10
por ciento de las mujeres en edad fértil tiene endometriosis, una de las
principales causas de infertilidad femenina, pero se demoran en descubrirlo
porque no atiende a su principal síntoma: el dolor menstrual. Aquí, lo que hay
que saber sobre esta enfermedad en la que el endometrio se expande como una
enredadera sin control.
Por Constanza Díaz / Ilustración: Marcelo Pérez / Fotografía: Sebastián Utreras / Producción: Álvaro Renner.
Paula 1112. Sábado 5 de enero de
2013.
Angie López (32) quiere ser mamá y no
puede. Con dos intentos de fertilización in vitro (FIV) fallidos, ahora se está
preparando para el tercero, pero al parecer, este tampoco está resultando como
ella quisiera. “Mis óvulos no maduraron bien, no pudimos llegar ni
siquiera a la aspiración de ellos. No tuve folículos suficientes. Ahora
tenemos que ver de dónde sacar el dinero para financiar otro
tratamiento. Acabamos de gastar un millón de pesos en un
tratamiento que no sirvió para nada”, explica Angie, que trabaja como
vendedora de una tienda en un mall.
Los problemas para embarazarse de
Angie tienen una causa: ella tiene endometriosis, al igual que 10 por
ciento de las chilenas en edad fértil. Esta afección se produce cuando el
endometrio se adhiere a áreas del cuerpo que no corresponden: el ovario,
la vejiga, el recto, el intestino, en la misma superficie uterina o en la
superficie peritoneal. Existen, incluso, algunos casos que se han
reportado de tejido endometrial implantado en los pulmones y el cerebro.
Sin embargo, estos últimos son muy poco usuales. Es una enfermedad que no
mata, pero puede causar infertilidad: debido al crecimiento anormal del
endometrio se altera la anatomía de la mujer y causa un
fenómeno inmune inflamatorio importante que afecta el proceso reproductivo desde
la ovulación hasta la implantación.
A Angie López nunca se le había
cruzado por la mente la palabra infertilidad. Por eso, cuando el doctor le
comunicó tan lapidario diagnóstico, no podía parar de llorar. “Mi
primera regla me llegó a los 14 años. Nunca tuve una molestia y hacía
mi vida completamente normal. Cuando cumplí 23, esto cambió y comencé
a sentir fuertes dolores menstruales que iban en aumento mes a mes. Sin
embargo, jamás lo relacioné con alguna enfermedad. Sabía que el período
dolía, y mucho, tenía varias amigas que les pasaba lo mismo, por lo que
pensé que era normal”, reflexiona en su casa en Peñalolén.
Haciendo caso omiso a las señales que
su cuerpo le estaba enviando, se limitó a tomar analgésicos que poco y
nada la ayudaban. Fue recién, a los 25, que consultó a un doctor. “De un
día para otro me aparecíó una especie de lunar en el ombligo.
Algo así como un lunar de carne. No le di importancia. Sin
embargo, con el tiempo, este lunar me comenzó a sangrar cada vez
que me llegaba mi período. Fui al dermatólogo para averiguar qué era
lo que tenía”. El profesional extirpó el lunar y lo envío a biopsia. A la
semana siguiente la llamaron para darle el resultado: un pedazo de
endometrio se había salido por su ombligo (lo que es bastante atípico) y
cada vez que le llegaba la regla, este sangraba. Angie tenía
endometriosis.
La
indicación del ginecólogo fue clara: debía operarse lo antes posible para
eliminar los focos de la enfermedad, que en su caso era muy agresiva y
severa. La endometriosis puede presentarse
en distintos grados. Cuando es leve las mujeres muchas veces ni se enteran que tienen la enfermedad porque no tienen síntomas y su capacidad reproductiva no se ve comprometida; en esos casos, 60 por ciento logra un embarazo en forma natural. Pero en los casos más severos, como el de Angie, la fertilidad se ve comprometida porque la anatomía está alterada y el fenómeno inmune inflamatorio afecta el sistema reproductivo. Es necesario eliminar esos factores para eliminar la enfermedad y que la mujer tenga posibilidades de lograr un embarazo. En esos casos la indicación es practicar una cirugía laparoscópica que consiste en introducir por el ombligo un instrumento óptico que permite explorar la cavidad pélvica y que va quemando y cicatrizando las adherencias.
en distintos grados. Cuando es leve las mujeres muchas veces ni se enteran que tienen la enfermedad porque no tienen síntomas y su capacidad reproductiva no se ve comprometida; en esos casos, 60 por ciento logra un embarazo en forma natural. Pero en los casos más severos, como el de Angie, la fertilidad se ve comprometida porque la anatomía está alterada y el fenómeno inmune inflamatorio afecta el sistema reproductivo. Es necesario eliminar esos factores para eliminar la enfermedad y que la mujer tenga posibilidades de lograr un embarazo. En esos casos la indicación es practicar una cirugía laparoscópica que consiste en introducir por el ombligo un instrumento óptico que permite explorar la cavidad pélvica y que va quemando y cicatrizando las adherencias.
“Cuando desperté de la anestesia, el
cirujano me dijo que no iba a poder ser nunca mamá. Quedé anímicamente
destruida, pero apenas me sentí mejor, acudí a un especialista en
fertilidad. Yo me había ido a vivir recién con mi pareja y queríamos tener
hijos. No podía aceptar que me dijeran que no sería mamá nunca y quedarme
de brazos cruzados”, señala Angie. El especialista en infertilidad le dijo
que con un tratamiento de fertilización in vitro existía alrededor de 40%
de posibilidades de quedar embarazada. Fue así que se hizo su primer in
vitro.
Muchas mujeres se enteran que tienen
endometriosis cuando comienzan a buscar un hijo que no llega. El mensaje de los
médicos es preocuparse antes, porque la endometriosis causa infertilidad.
Si bien menos de 10 por ciento de las
mujeres que se operan de endometriosis presentan la enfermedad en el
transcurso de los dos años siguientes, Angie está dentro de ese
porcentaje. La enfermedad reapareció al poco tiempo. De hecho, desde
que recibió el diagnótico, ha tenido que operarse cinco veces en
siete años, pues las adherencias que causa la endometriosis en
los órganos internos debe estar erradicada para que el tratamiento de
fertilidad tenga posibilidad de éxito. “Cada vez que he estado a las puertas
de hacerme una fecundación in vitro, me han tenido que meter a pabellón
nuevamente”, resume Angie. La última vez fue en mayo pasado, poco antes de
la última fertilización in vitro. Desde entonces el médico la ha tenido
sin regla para mantener la endometriosis a raya y que no vuelva a
aparecer; porque al evitar la menstruación, no hay posibilidad de
que el endometrio se desprenda y se implante en otros lugares.
Angie no se da por vencida: apenas
tenga los medios, hará un nuevo intento de fertilización asistida. “No
quiero que la endometriosis me la gane. Quiero torcerle la mano para
poder tener un hijo”, dice.
ALERTA: REGLAS DOLOROSAS
La endometriosis es una enfermedad que se suele
descubrir tarde porque las mujeres pasan por alto su principal síntoma:
el dolor menstrual. “No le dan importancia”, señala el
doctor Reinaldo González Ramos, ginecólogo especialista en
infertilidad del Instituto de Investigación Materno Infantil de
la Universidad de Chile, IDIMI y creador del sitio web
www.profertilidad. cl. “Pero, además, porque muchos ginecólogos
creen que el periodo menstrual doloroso es normal y dejan a
las pacientes con un analgésico. Hay que cambiar la concepción de que
los dolores menstruales son normales. Si a una paciente no se le pasan las
molestias con medicamentos, debe consultar inmediatamente a un
especialista. La regla no duele, no es normal que duela. Eso es una
creencia totalmente errónea tanto de las mujeres como de algunos
doctores”, advierte, pues 60 por ciento de las mujeres con dolor menstrual
severo y que no responde a medicamentos, tiene endometriosis.
El
especialista explica que, durante la menstruación, el tejido endometrial
se elimina a través de la vagina o se puede devolver a través de las
trompas de falopio y llegar a la cavidad pélvica. Muchas mujeres tienen
este reflujo endometrial durante la regla pero no todas llegan a
desarrollar endometriosis. Las mujeres que padecen de esta afección no
logran tener una buena capacidad de limpieza de ese tejido debido a que su
sistema inmune está deprimido, o bien su endometrio tiene
mayor capacidad de implantarse en localizaciones fuera de su
lugar. “Las lesiones se implantan como pequeños lunares, estas
pueden sangrar y generar adherencias dentro de la pelvis. En
los ovarios se pueden formar quistes endometriales, o nódulos en el
recto y la vagina. Todas estas lesiones provocan dismenorrea, es decir,
dolor durante la regla”.
El
doctor Guillermo Durruty, ginecólogo especialista en infertilidad de la
Universidad Católica, explica que lo más importante para detectar una
endometriosis es hacerle caso al dolor menstrual. “Hay mujeres que sienten
tanta molestia durante la regla que toman pastillas para no evacuar el
intestino porque simplemente no aguantan el dolor cuando van al baño
ya que las células endometriales han comprometido el espacio que hay entre
el recto y la vagina causando inflamación y nódulos dolorosos. También
sienten molestias cuando tienen relaciones sexuales debido a la
inflamación en la pelvis”.
Cuando
existe sospecha, el médico practica un tacto vaginal o rectal durante el
período menstrual. También puede solicitar una ecografía para detectar
quistes endometriales o una resonancia magnética. Sin embargo, hay casos
de endometriosis imposibles de detectar con estos recursos. Solo se puede
pesquizar mediante una laparoscopia, el método más certero.
“El
propósito de los médicos hoy en día debe ser evitar que crezca la
enfermedad. Llegar a gente joven. La cirugía, por otro lado, es difícil,
tiene que ser practicada por médicos con experiencia pues hay un grupo
importante de mujeres que no queda bien operada: quedan parcialmente
aliviadas de sus síntomas pero a los seis meses están de vuelta con
dolores y enfermedad. La endometriosis es un mal que se subestima. Si el
profesional no es especialista en este tipo de cirugías, lo mejor es que
la derive y la deje bajo tratamiento para el dolor con antiinflamatorios y
analgésicos o bien, con anticonceptivos para suspender la regla si es que
no quiere embarazarse todavía. Como recomendación, es importante que las
mujeres pregunten los antecedentes del médico tratante y se pongan en
manos de un especialista, no de cualquiera”, señala el doctor Durruty.
LA INFLUENCIA DEL PLÁSTICO
La postergación de la maternidad es, según el doctor
Emilio Fernández, la principal causa del desarrollo de la
endometriosis. Fernández, –ginecólogo especialista en infertilidad de la
Clínica Las Condes, ex miembro del directorio de la
Sociedad Americana de Laparascopia Ginecológica y pionero en
cirugía endoscópica en Chile practicándola hace más de 20
años–, explica que antiguamente las mujeres se casaban y
embarazaban muy jóvenes pasando así la mayor parte de su vida
fértil teniendo hijos y amamantándolos. “Dado que estaban
mucho tiempo sin menstruar, no tenían opción a que el
endometrio llegara a las zonas donde se implanta de forma alterada. Hoy
en día, la mayoría de las mujeres tienen hijos entre los 30 y 35
años. Esto significa que se exponen a más ciclos de reglas lo cual
va aumentando las posibilidades de producir este flujo retrógrado de
la menstruación que provoca la endometriosis”, señala.
Hay
otras causas relacionadas, como el factor genético. “Hay familias donde
dos o más hermanas tienen endometriosis, son grupos de genes que se
manifiestan de forma inadecuada. Cada día vemos casos más agresivos”,
describe el doctor Fernández.
El
dolor menstrual es el principal síntoma de endometriosis: “Si a una paciente no
se le pasan las molestias con medicamentos, debe consultar inmediatamente”,
advierte el doctor Reinaldo González Ramos.
Por
otro lado, se ha comprobado que, junto con el estrés, hay factores
ambientales que están incidiendo en el aumento de la enfermedad, como el
contacto con las dioxinas, compuestos químicos altamente tóxicos que están
en el medio ambiente y se generan por la liberación de desechos
industriales, quema de materiales hospitalarios, erupciones volcánicas,
incendios forestales y, sobre todo, por la presencia del plástico en los
alimentos que consumimos. El plástico es un elemento muy
contaminante que, al exponerse a cambios de temperatura, ya sea frío
o calor, libera estas dioxinas que nuestro organismo ingiere. Las dioxinas
son capaces de aumentar el riesgo de endometriosis en una mujer y alterar
su sistema reproductivo como también sus defensas, porque debilitan el
sistema inmunológico. “En países donde se ha luchado por eliminar el
plástico, como es el caso de Bélgica, se ha visto que han descendido
sorprendentemente las cifras de endometriosis. Las dioxinas se
traspasan a través de la cadena alimenticia en los alimentos que
consumimos, ya sea carne, huevos o leche, pues son los animales los
que las ingieren a través de lo que comen y el agua que beben, la cual
viene contaminada. Es muy importante crear conciencia nacional sobre la
peligrosidad del uso del plástico tanto para el medio ambiente como para
las personas pues la contaminación va en aumento y así también las
enfermedades que genera y la endometriosis es una de ellas”, agrega el
médico.
NO RENUNCIAR A LA MATERNIDAD
A Alejandra Quilaleo (33) le llegó su primera regla a los
nueve años. Nunca presentó dolor ni molestias. Todo fue normal hasta
los 18 años, que comenzó a sentir fuertes dolores durante su período
menstrual. “Fui de médico en médico buscando una respuesta. El dolor a
veces era tan invalidante que me dejaba en cama sin poder moverme. No se
quitaba con nada. También comencé a sangrar entre períodos. Pequeñas
gotitas de sangre que me asustaban mucho. Los médicos que consultaba
me decían que era normal y me daban una receta de analgésicos. Pasé
cuatro años peregrinando por las consultas de los doctores hasta que di
con uno que me nombró la palabra endometriosis y me dio un tratamiento con
calmantes para el dolor. También me dijo que si en seis meses no mejoraban
los síntomas, me haría una laparoscopia para confirmar lo que él ya
sospechaba”.
Alejandra se sometió a su primera cirugía laparoscópica
en el año 2005. El diagnóstico se confirmó. El tejido endometrial
se había expandido al colon e intestinos. Por eso los dolores tan
intensos se prolongaban durante todo el mes, sobre todo al orinar y tener
relaciones sexuales. “Después de esa cirugía me dejaron con inyecciones
para suspenderme la regla durante seis meses. Busqué un especialista en
fertilidad. Para mí la maternidad era un tema. Con mi marido queríamos
hijos. Justo antes de hacerme la primera ronda de inseminación
intrauterina, me descubrieron un quiste endometriósico y tuvieron que
operarme nuevamente. Fue una época de mucha angustia y estrés”.
En total le hicieron 3 inseminaciones y ninguna resultó.
Alejandra dejó pasar el tiempo y finalmente se embrazó sola. Sin
embargo, a las seis semanas tuvo una pérdida. “Me encerré en mi
casa. Mis amigas tenían guagua pero yo no quería ir a conocerlas. No
iba ni siquiera a los baby showers. Me sentía frustrada”, recuerda.
En mayo Alejandra se realizó su primera FIV pero no
resultó. El segundo intento lo hizo poco después. “Me transfirieron
dos embriones. Me dijeron que guardara tres días de reposo, pero yo
me quedé dos semanas en cama. Cuando me llamó mi doctor y me dijo que
estaba embarazada, no lo podía creer. Lloré de felicidad”. Alejandra está
embarazada de mellizos que nacerán a principios de enero.
Andres
No hay comentarios.:
Publicar un comentario